El atentado del 11 de Marzo dio a Zapatero una victoria exígüa. Necesitaba, si quería gobernar, el apoyo de alguna de las fuerzas políticas nacionalistas. Tenía para elegir entre el "moderado" soberanismo de CIU y PNV y el independentismo proetarra de ERC. En la elección tuvo en cuenta no sólo garantizarse la poltrona del 11 de Marzo sino las futuras. Para esto último era necesario hacer inservibles a los que podían dar la poltrona a la oposición: PNV y CIU. Para ello era necesario fagocitarlos y dejarles fuera del sistema democrático. Por esto, acabo pactando para el gobierno de España con los independendistas y proetarras de ERC.
Este pacto, y el hecho de que Zapatero no reconociese a España como una nación, fueron los indicios para los nacionalistas y para los terroristas de que Zapatero iba a dar sentido a su ideología (el nazismo vasco-catalán). Mas tarde llagaría la prueba definitiva e irrefutable: el Estatuto de Cataluña. Este consagrando la nación de Cataluña dio paso y sobre todo LEGITIMIDAD y LEGALIDAD a las ideas soberanistas de los nacionalismos proetarras y de los etarras. El único techo que puso Zapatero a la libre determinación es la pertenencia de la forma que fuere a España.
ETA se puso como loca en su negociación con el gobierno al ver sentido a su vida asesina, Carod vio que su próxima parada tenía que ser la independencia y mientras tanto, Ibarretxe, se quedaba en fuera de juego político. Para salir de éste hizo un Estatuto de Libre Adhesión para el Pais Vasco que fue derrotado en las Cortes Generales por el gobierno y la oposicion. Zapatero no apoyo el mismo por su poltrona y porque ETA así se lo mando. Ni ETA ni Zapatero estaban dispuestos a perder políticamente, ni Zapatero quería perder las posibilidades que para su poltrona supone la CC.AA Vasca ni ETA su excusa asesina.
Más tarde, llegó el anuncio de referéndum de independencia para Cataluña del vicepresidente de la Generalidad y proetarra Carod Rovira, y hace unos días Ibarretexe ha planteado otro para el 28 de octubre del año que viene. Pero esta vez será una consulta sobre el Estatuto, que resulte bien de un acuerdo con el gobierno, bien del Parlamento Vasco. Sin duda, ambos referéndum tienen una gran relevancia para nuestra democracia. Desde el punto de vista constitucional, no tienen sentido. La soberanía recae en toda la nación, la competencia para autorizar consultas es exclusiva del Estado y la convocatoria de referéndum alguno corresponde al Rey. En cambio desde el punto de vista político tienen todo el sentido. Mientras Carod trata de hacer vivir a ERC hasta el 2014, Ibarretxe trata de evitar en convertirse en un cadáver político y que la próxima Asamblea de su partido atienda a la fecha del referéndum y no le mueva .
Nadie en su sano juicio puede tener la certeza de que Zapatero vaya a responder, si gana las próximas elecciones, con TODO el Estado de Derecho si se producen estos asaltos a la democracia, sino todo lo contrario. Nada más llegar al poder despenalizó las consultas ilegales, luego hizo impunes a los terroristas, y ahora con la banderas no se ordena a los delegados del gobierno en las CC.AA y a los subdelegados en las provincias que hagan cumplir la ley a través de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del estado.
En el caso de Carod, hay que pensar que éste ya no existirá, políticamente hablando, en el 2014, y en el de Ibarretxe la cuestión es mas compleja. Si Zapatero, para esa fecha, sigue en el gobierno y continua su pacto actual con ETA, el PNV seguirá siendo un obstáculo político y no dejara que Ibarretxe se apunte ese tanto politico cuando él se lo puede apuntar junto a ETA. Pero si para esa fecha ya ha roto con ETA, es posible que Zapatero legitime el Estatuto del PNV para la CC.AA Vasca.
Pero la futura realidad de España y de los nacionalismos dependerán del resultado de las próximas elecciones. El regimen constitucional del 78 depende de la resolución sobre el Estatuto de Cataluña del TC y, aunque suene a burla a la democracia, dependerá del partido político tenga en su poder el próximo gobierno. Sólo si Zapatero pierde las elecciones y en el PSOE hay una regeneración democrática podemos pensar en la vuelta al régimen constitucional del 78, en la vuelta a la democracia. Cuando la realidad tendría que ser la del Estado recuperando algunas de las competencias transferidas a las CC.AA que han permitido a los nacionalismos practicar su política totalitaria y dejar una España desigual, la realidad es que los nacionalismos mantienen esas competencias, e incluso, las han aumentado. Zapatero los ha puesto en primera plana de la vida política y les ha dado la carnaza que necesitaban.
